La fábula de El león travieso
La fábula
de El león travieso
Había una vez en un muy
lejano lugar de aquí, un pequeño, largo, delgado y valiente león que tenía uno
de los rugidos más fuertes de todo el lugar, pero que por desgracia era muy travieso.
A este león le era fácil meterse en problemas, pero un día le paso algo que le
cambiaría la vida para siempre.
Una tarde, después de
salir de la escuela, salió de paseo con sus primos que vivían en el bosque de
al lado, pasaron por una tienda y vieron todas las golosinas que ahí vendía una
amable señora leona.
Sus primos comenzaron a
hacerle burla y no dudaron al retarlo en una peligrosa apuesta: se tenía que
meter a robar a esa tienda todo lo que pudiera. Sí él lo hacía, sus primos le
habían dicho que, además de quedarse con lo robado, también le darían dinero por
su acto de valor.
El pequeño león dudo al
principio, pero por la burla de sus primos, se dejé convencer de hacer tal
acto. Así que, con mucho miedo, se metió a la tienda y se robó un paquete de
galletas y un jugo de limón.
El pequeño león se salió
de la tienda tan rápido como pudo y llego a donde estaban los demás primos
leones y les enseñó lo que se había robado.
Unos momentos después,
vieron que la señora leona de la tienda se acercaba a ellos exigiendo que le
regresaran lo robado. Por tal motivo, todos los leones salieron corriendo
despavoridos de aquel bosque, para que ella no los agarrara.
Luego de llegar a su casa,
el pequeño león le contó a su mamá leona lo que había sucedido, y ella muy
molesta lo llevo a regresar lo que se había robado de la tienda. Además de eso,
tuvo que hacer trabajos extra en su casa y por las tardes, después de la
escuela, tenía que pasar a ayudarle a la señora leona de la tienda.
Moraleja: Robar no es
bueno primero, pues ello te traerá muchas consecuencias.
Fin
Por Juan Carlos Islas Sánchez
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