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Mostrando entradas de marzo, 2020

La centella de María Guadalupe

La centella de María Guadalupe Todos estaban en la adoración de la santa cruz… todos… yo lo único que hacía era estar ahí, en cuerpo, sentado, presente. Sin embargo, había una lucha de ideas en mi cabeza: las que decían tienes que estar aquí y las que lastimaban diciendo no tienes que estar aquí. De cualquier manera, la voluntad venció a la imposición, lo que me llevó sentirme muy cómodo dándole el pésame a los familiares de aquella familia en esperanza, en resistencia, en perseverancia y en ánimo. Desde antes de que llegara al patio en donde se llevó a cabo la adoración, aquellos cielos oscuros anunciaban el paso de unas gotas de lluvia: los truenos y uno que otro relámpago pasaban primero, por muy enfrente del desfile que caminaba lentamente a merced de los vientos del norte. Aquello me hacía recordar una caravana, pero una especial que no necesariamente era para admiración, sino más bien de meditación. Al reloj no le dio tiempo de marcar su minutera hasta el seis

Los sueños de Azucena

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Los sueños de Azucena Corría la primera noche del brumario para una niña de nueve años que vivía en el poblado de Españita, en México. Su nombre era Azucena, o florecita blanca, como solía decirle su abuelita Buganvilla desde que la vio por primera vez. Claro que ahora, ya casi hacían dos años que Buganvilla se había mudado al poblado de las Pléyades por motivos que Azucena apenas sí llegaba a entender pese a las explicaciones de sus padres.     Desde que su abuelita se mudó, a la pequeña Azucena le gustaba levantarse temprano los sábados y domingos para acostarse cerca del pino que se levantaba en el fondo del arriate de su casa, para así, imaginar a su abuelita Buganvilla y recordar los cuentos que ella le platicaba tan gustosamente. Su favorito era ese que hablaba de la señora Viuda Negra: mujer valiente e inteligente, quién por un manifiesto del Dios Arrebol, se le dio la tarea difícil de resguardar uno de los venenos más poderosos del mundo, afín de que no cayera en ma

LA FÁBULA DE LA CONEJA QUE ERA MUY TRAVIESA

LA FÁBULA DE LA CONEJA QUE ERA MUY TRAVIESA Había una vez, en una aldea muy lejana de aquí, en donde había muchos árboles bonitos y muy altos, una coneja que era muy traviesa, pero también buena gente con todos, aunque a veces ella se paliaba con su mamá coneja, lo cual la llevó a cometer unos errores que lamentaría. Un día de esos, la coneja que era muy traviesa se enojó mucho con su mamá coneja y le dijo de cosas muy feas, muy fuertes, que en realidad la coneja que era muy traviesa no sentía y que sólo gritó por estar muy alterada. Entonces la mamá coneja muy decepcionada y muy molesta por los comentarios, agarró a su hija, la coneja que era muy traviesa, y que la saca de la gran casa debajo del árbol de pino en dónde vivían. La coneja que era muy traviesa se puso a llorar mucho y mucho, y fue tanto el dolor que sintió y el arrepentimiento que pronto comenzó a pedirle perdón a su mamá coneja desde afuera de la casa por lo que había dicho. Entonces, al ver lo q

La leyenda del escudo nacional

La leyenda del escudo nacional Hace mucho tiempo, en una región maya, existió un guerrero llamado Jonás, quién tenía muchos poderes y habilidades. Un día, el dios Chac le pidió a Jonás que fuera a lo más alto del Cerro de la Estrella, pues ahí encontraría su inmortalidad. Jonás aceptó lo que le había pedido. Jonás salió corriendo con su Jaguar. Ese jaguar también era muy poderoso e invencible. El jaguar encontró unas piedras brillantes en el camino, las cuales entregó a Jonás. Al llegar Jonás a lo alto del Cerro de la Estrella observó un águila enorme. Debajo de ella había un altar de nopales brillantes similares a las piedras que había encontrado. Por eso, Jonás decidió colocar ahí las piedras. Al instante, las piedras se convirtieron en una serpiente, la cual fue tomada por las garras y el pico del águila. Mágicamente, en el pecho y en la espalda de Jonás quedo marcada aquella imagen que él estaba presenciando. Desde ese día, cada vez que ese guerr

La bandera mágica

La bandera mágica Esta es la historia de la bandera que podía hablar. Ella fue creada por un dios griego llamado Contarh, con el fin de agradecer la vida que le había dado su mamá, la virgen María. Para escoger los colores, Contarh se inspiró en los colores del vestido de su madre. Esa bandera fue utilizada para representar la victoria y la guerra por muchos hombres valientes y soldados. Incluso, esa bandera fue utilizada por Miguel Hidalgo cuando inició “la independencia de México”. Dado que la bandera tenía el poder de hablar con las personas, convenció a los mexicanos por medio de sus palabras y así llevarlos a la lucha para ser libres. Cuando esta guerra terminó, la bandera desapareció, ya que una vez cumplida su misión volvía a las manos de Contarh. Es por eso que cada 15 de septiembre se utiliza una bandera similar en los festejos de México: para recordar la fuerza que les dio a los mexicanos. Esa bandera mágica reaparece cada vez que un pueblo neces

El río milagroso

El río milagroso Desde hace mucho tiempo el himno y el escudo de la bandera son conocidos en todo el país. El escudo es una serpiente que está arriba de una penca de nopal devorando una serpiente y el himno nacional es una canción que reproducen miles de personas en todo el país. Lo que no saben es la verdadera historia de cómo éstos se crearon. El himno y el escudo de la bandera fueron creadas por el dios de la lluvia llamado Chac. El himno era utilizado para provocar la lluvia que nutria a los cultivos. Los colores de la bandera, verde, blanco y rojo, así como su escudo, servían para iluminar a todo el pueblo y a los cultivos en los campos, como un sol. Por eso, el dios Chas era adorado por todos los pobladores del pueblo de México.    Además, según el dios de la lluvia, la bandera era la esperanza del pueblo, pues el color verde representaba la siembra, el rojo al sol y el blanco las manos de todos los pobladores. Un día se sintió un sismo por toda la tierra, y p

La fábula de El león travieso

                                                                                                  La fábula de El león travieso Había una vez en un muy lejano lugar de aquí, un pequeño, largo, delgado y valiente león que tenía uno de los rugidos más fuertes de todo el lugar, pero que por desgracia era muy travieso. A este león le era fácil meterse en problemas, pero un día le paso algo que le cambiaría la vida para siempre. Una tarde, después de salir de la escuela, salió de paseo con sus primos que vivían en el bosque de al lado, pasaron por una tienda y vieron todas las golosinas que ahí vendía una amable señora leona. Sus primos comenzaron a hacerle burla y no dudaron al retarlo en una peligrosa apuesta: se tenía que meter a robar a esa tienda todo lo que pudiera. Sí él lo hacía, sus primos le habían dicho que, además de quedarse con lo robado, también le darían dinero por su acto de valor. El pequeño león dudo al principio, pero por la burla de sus primo