LAZARRILLO DE TORMES
El Lazarillo de Tormes pertenece a lo novelesco,
a la epístola y a lo chusco. Dicho lo anterior, revisemos a detalle su
estructura formal. Primeramente, es novela, es decir, un texto escrito, largo,
congruente y sencillo. Además, tiene personajes y una trama compleja. Según el
diccionario Languages, la novela es una narración en prosa, generalmente
extensa, que cuenta una historia de ficción con personajes.
Es
picaresca, y una novela picaresca, para mí, es un texto con lenguaje sencillo,
alegre y risueño, personajes extrovertidos, con una trama similar a lo
cotidiano mexicano: chusca. Incluso, la Real Academia de la Lengua Español (RAE)
define a la novela picaresca como una obra literaria que describe la vida de pícaros.
Es
epístola y, a mí parecer, el género epistolar es aquel que se encarga de la
recopilación de cartas entre dos seres. Tales cartas pueden ser cortas,
informales y subjetivas, es decir, contener una carga fuerte de emociones. Para
la RAE, al género epistolar lo compone lo poético en forma de carta. Aquí el
autor se dirige o finge dirigirse a una persona real o imaginaria y cuyo fin
suele ser moralizante, instructivo o satírico.
En
el Lazarillo de Tormes se cumple todo
lo anterior, pues este libro (entretenido) nos habla de Lázaro, quien constantemente cambia de duelo y/o amo y, con ello,
de aventura hasta que, finalmente, encuentra un lugar: su lugar correcto. Además,
está narrada en primera persona y pese a no tener autor, se cree que su posible
creador fue Diego Hurtado de Mendoza Francisco Rico, Martín de Riquer y Rosa
Navarro; personas que vivieron durante el movimiento cultural del renacimiento
(posterior al oscurantismo y cuyo fin era el renacer de los valores e ideas
clásicos) en Europa durante los siglos XV y XVI.
En
el primer tratado, por ejemplo, nos habla de su infancia y el origen de su
nombre al nacer cerca del río Tormes. Su padre, al ser acusado de robo, tuvo
que servir a un caballero: situación que le costaría su vida. Así, desde los 8
años comenzó su aventura: se fue a trabajar con un clérigo, pero éste al ser
muy avaro no le daba mucho de comer, por lo que Lázaro comienza a robarle hasta que es descubierto y finalmente
despedido.
Después
de ello, pasó algunos días como limosnero hasta que se encontró con un
escudero: su próximo amo pobre. Aquí Lázaro
comenzó a mendigar, incluso, para darle de comer al escudero, pero para su
mala suerte prohibieron el mendigar. De momento, sus vecinas lo salvaron porque
le dieron comida, pero al llegar el casero para pedir el alquiler en donde vivía
con el escudero, éste escapó y nuevamente Lázaro
se quedó sin amo.
Ya
en el cuarto tratado, sus vecinas lo llevaron con el fraile. A éste le gustaba
dar tantos paseos que duraron 8 días caminando y los zapatos de Lázaro se rompieron. El fraile le regaló
otros, pero Lázaro se cansó de seguirlo,
así que decidió abandonarlo y, nuevamente, se quedó sin amo.
En
el quinto tratado, Lázaro se
encuentra con un bulero que engañaba a la gente para que creyera en sus
milagros. No obstante, después de cierto tiempo, también lo dejó. Su nuevo amo
fue un pintor de panderos y después fue Capellán. Este último le dio un asno
con unos cántaros para que fuera a vender agua al pueblo. De ello, Lázaro ganaba una comisión cada fin de
semana y así obtuvo su primer empleo con lo que se compró su primera espada y
ropa.
Finalmente,
tuvo un alguacil como amo y a un arcipreste de San Salvador. Este último lo
casó con una de sus criadas: la que se rumoraba era amante del arcipreste. Luego
de que Lázaro confrontara a su
esposa, ésta lloró mucho por lo que él decidió ignorar los rumores para que no
interviniera en su felicidad.
El Lazarrillo de Tormes es, simplemente,
una novela muy entretenida.
María
Pamela Valencia
ACTIVIDAD
Para comprender mejor la lectura, responde lo siguiente en tu cuaderno:
1. ¿Estás de acuerdo con la definición de "género epistolar"?
2. ¿En que situaciones de la vida se puede emplear una epístola?
3. ¿Por qué son importantes las epístolas?
Recuerda presentar tu trabajo al tutor o docente como evidencia de tu práctica de comprensión lectora.
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