Soy el protector: vocero de la naturaleza




Soy el protector: vocero de la naturaleza






Soy el protector: vocero de la naturaleza… aquel que ofrecerá sus labios cuando la rasposidad entre las ramas secas de los abedules agonicen por gritar la infamia de la que son azotadas.






Soy el protector: vocero de la naturaleza… aquel que sustituirá sus cristalinos por las crestas infinitamente inalcanzables de los pinos fríos cuando estos profeticen la cruda alborada, a fin de que su mirada sea sellada a lo largo de los montes.






Soy el protector: vocero de la naturaleza… aquel que donará sus manos a la anchura porosa de los troncos poco rasposos de los cedros cuando estos queden desamparados frente a la codicia desmedida de la especie soberbia que diariamente olvida que este planeta no le pertenece.






Soy el protector: vocero de la naturaleza… aquel que unirá sus tímpanos, tesoro de las orejas, a las raíces de los sauces, a fin de que escuchen el llamado de alerta a la guerra que se avecina para defender a las flores, los pastizales, e incluso, los magueyes.






Soy el protector: vocero de la naturaleza… aquel que ha de ser el esófago de las hojas amarillas del naranjo que arrojan oxígeno y con ello dar testimonio de la verdad.  






Soy el protector: vocero de la naturaleza… aquel que ha de ser el eterno amante de las olas tempestuosas que azotan con su furia a los peñascos, con el fin de recordar lo vigoroso que puede ser la intensidad del amor.






Soy el protector: vocero de la naturaleza… aquel que entrega su desnudez a la ráfaga de los gajos de nubes que se sacrifican para que se extinga la sed luego de abandonar su recinto sagrado, allá, en lo alto donde moran las almas.






Soy el protector: vocero de la naturaleza… aquel que servirá, por medio de la predicación, a los reyes que han dotado de energía a lo que por eones ha sido un secreto enterrado en medio de los dedos y en el corazón de las arenas.    






Soy el protector: vocero de la naturaleza… aquel que la defenderá como muchos otros lo hicieron por el simple hecho de haber descubierto que sin ella, nos guste o no, desconoceríamos el significado de la palabra belleza.

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