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Mostrando entradas de junio, 2018

Me tengo que ir

Me tengo que ir Esa noche fue la última vez que lo vi. Bueno, en realidad, cuando mi mente juega con los sentimientos y el pasado, suelo volver a conversar con él. Ya no como aquellas tardes en los bares de Apizaco o en los bailes que solíamos asistir, porque ahora sus palabras suelen ser enigmáticas, mucho más que antes. Es normal, dice mi mente, que todo haya cambiado desde que salió con ese hombre con máscara amigo. Emmanuel, el Emmanuel presente al cual me refiero sigue siendo el mismo físicamente: un hombre alto y esbelto, “lombriciento”, como dicen en mi amado san Pancho, en donde ambos solíamos causar molestas travesuras a las personas. Su piel, típica de los habitantes del lugar, descendía de los fundadores del pueblo: era de color más claro que el moreno pero más oscura que el blanco del queso que saboreo en las quesadillas con rajas que tanto que encantan. Al menos no cambiamos mucho después del ocaso.   Recuerdo que era típico que su bigote despidiera un olor m

No tengo ganas de escribir

No tengo ganas de escribir No tengo ganas de escribir porque los anzuelos de hierro fueron carcomidos por la acidez de las sales marinas. No tengo ganas de escribir Porque los remos de la balsa se ocultan por motivo de la lepra que los asesinan. No tengo ganas de escribir Porque las semillas no dieron el durazno dulce que los hambrientos anhelaban. No tengo ganas de escribir Porque la tierra no encuentra lluvia que cure los rasguños del arado. No tengo ganas de escribir Porque las alas de las polillas han traicionado a al espíritu del viento. No tengo ganas de escribir Porque las ruinas de los sagrados templos fueron construidas con látigo y sangre. No tengo ganas de escribir Porque la luna se sacrifico hace millones de años sólo para dar existencia a la noche. No tengo ganas de escribir Porque cubro a mi rostro con arcilla seca para evitar que sea tocado por la gracia y la verdad. Hoy no tengo ganas de escribir. Leer más de.

En Puebla, insomnio en niños es tratado sin prescripción médica

En Puebla, insomnio en niños es tratado sin prescripción médica Por redacción En Puebla, la exposición a las redes sociales y la exigencia escolar están provocando un cuadro de estrés en los infantes, lo que desemboca en un insomnio que es tratado con medicamentos sin la prescripción de un especialista. Así lo señaló María Eugenia Torres Castillo, psiquiatra del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), quien agregó que, ante esta situación, se recurre al consumo de medicinas para conciliar el sueño, pero no por recomendación de un especialista, sino por consejo de un amigo o familiar. Indicó que lo anterior podría derivar en complicaciones irreversibles de la mente, de concentración y generar una dependencia que se va incrementando de manera gradual. Añadió que en muchos casos sólo es una “falta de higiene del sueño” la cual puede resolverse con sólo modificar algunos hábitos --acostarse y despertarse a una hora determinada, no cenar mucho y no tener distracto

Soy el protector: vocero de la naturaleza

Soy el protector: vocero de la naturaleza Soy el protector: vocero de la naturaleza… aquel que ofrecerá sus labios cuando la rasposidad entre las ramas secas de los abedules agonicen por gritar la infamia de la que son azotadas. Soy el protector: vocero de la naturaleza… aquel que sustituirá sus cristalinos por las crestas infinitamente inalcanzables de los pinos fríos cuando estos profeticen la cruda alborada, a fin de que su mirada sea sellada a lo largo de los montes. Soy el protector: vocero de la naturaleza… aquel que donará sus manos a la anchura porosa de los troncos poco rasposos de los cedros cuando estos queden desamparados frente a la codicia desmedida de la especie soberbia que diariamente olvida que este planeta no le pertenece. Soy el protector: vocero de la naturaleza… aquel que unirá sus tímpanos, tesoro de las orejas, a las raíces de los sauces, a fin de que escuchen el llamado de alerta a la guerra que se avecina para defe

Renuncia a tu vida y te ataras al mundo entero.

Renuncia a tu vida y te ataras al mundo entero. Con tu mente… lograste elevar mis desnutridas plegarias hacia una realidad permanente que se enreda sobre las ramas del tronco del árbol de la vida. Con tu existencia… derribaste las púas de las rejas oxidadas que amordazaban mi seca y moribunda garganta. Con tu mirada… segaste la potestad de la muerte que tiene sobre los yacimientos que no sacian la sed de los malaventurados.   Con tu boca… desenvainaste la infección que mantenía en el silencio a las rocas de mis cuevas donde por mucho tiempo solo se arrastraron alacranes. Con tus manos… desvaneciste la congestión que ahogaba la fuerza de la tormenta eléctrica que doblegaba a mis enemigos. Con tus alientos… soplaste los vientos que formaron los puentes para dar el don de la movilidad al barro que diariamente cubre y recubre mis actos. Con tus palabras… desmembraste la raíz de mi timidez que me mantenía en el interior de un cuadro