Respuesta de Sor Filotea a la muy ilustre jerónima Sor Juana Inéz de la Cruz


Respuesta de Sor Filotea a la muy ilustre jerónima Sor Juana Inéz de la Cruz


Sobre el nacimiento de Jesús y la actuación de José




José su marido, como era justo, y no quería infamarla,
quiso dejarla secretamente.


No obstante, hay que actuar como lo hizo José hace ya más de dos mil años. Recuerda que José se enteró que su mujer, María, estaba embarazada y que tendría un hijo cuya sangre no era de aquella que corría en sus venas. Pese a que, él ignoraba la verdad, estoy segura que eso fue un golpe muy fuerte para un hombre de su estirpe y sobre todo si recordamos las leyes de esa época y del lugar. En cambio, y pese al daño que le ocasionó tal noticia, él, José, no pensó en dañarla o lastimarla, y claro, en no ocuparse de algo que no le concierne.  

Por tal motivo se dice que José optó por no tomarla como su mujer, pero claro, sin hacer el mínimo barbullo o sutil discurso por ello, porque él sabía que eso traería consecuencias graves para ella y como buen hombre sabía que ese no era un bien para María ni para él, sino un mal, un grande y pesado mal que estaba en sus manos evitarse. Él sabía que tenía que ser misericordioso y así lo hizo. Es posible que lo haya hecho más por formación, buscando mantener sus principios e ideales, dejándola de esta manera, a María, a su suerte.

Pero he aquí una visita celestial, una chispa de llama, una conciencia nueva, un aviso a través del sueño que le hizo pensar, le hizo reflexionar y le hizo no ser como todos los de su pueblo: recibir a una mujer embarazada en sus brazos y dentro de su techo, es decir, toda la responsabilidad que implica. José, al tomar esa decisión, por medio del ángel que en sueños le visitó, no sólo trazó el camino hacia una nueva realidad; sino que demostró que un hombre no es tan justo siguiendo una doctrina o dogma o formación, sino que es aquel más justo, amoroso y con mayor fe aquel hombre que le da la bienvenida a alguien por amor, porque él amo a María.

José, entonces, pienso que fue un hombre cubierto de bondad, respeto y justicia. Además, con la visita del ángel, adquirió y profundizó en las virtudes del amor, desbordando esperanza y fe. Por ende, por saber y aprender a escuchar, él fue digno de ser llamado padre del señor Jesús. Ahora bien ¿Por qué José se transformó en visionario? Si él hubiese rechazado a María no hubiera sido un hombre de fe auténtica y no hubiese sido muestra de cambio para su época. Una vez más se muestra que en la palabra del señor sólo ronda el más perfecto amor y paz. Por ende, cuidado de leer algo que sea del señor y confundirlo con el mensaje, y, peor aún, divulgarlo por toda la tierra, porque entonces será un pastor de perdición y no de amor.         




Sobre la visita de los magos


Y abriendo sus tesoros,
le ofrecieron presentes: oro, incienso y mirra.


He leído detenidamente el pasaje, aquel que habla sobre los tres misteriosos reyes magos. Debo de admitir que quede atónita, admirada. Estoy segura de que te has de preguntar el motivo. Pues es simple, mi mujer letrada, te diré que ello se debe a que hubo astrónomos de otros pueblos que se interesaron en aquel niño, es decir, los gentiles. Además, debo decirte que para mí aquellos hombres llamados los reyes magos fueron sabedores y conocedores del movimiento de los astros ¡Y la brújula era su inteligencia!

Estoy segura que en algún momento de su vida le dedicaron un tiempo al estudio de las escrituras. Por lógica, mi religiosa, estos personajes aceptaron la responsabilidad de que ese conocimiento fuera vivo, acto, más allá del estado perezoso sobre el cual puede llegar a descansar la fe, porque si ello hubiera sido así, después de interpretar la estrella de Belén, el mensaje hubiese quedado a la deriva, y como fue escrito, sucedió todo lo contrario dado que localizaron el instrumento necesario y lo utilizaron para encontrar el camino.

En este pasaje, es cierto, no se nos habla por completo sobre aquellos magos, de su origen, del lugar de donde provienen y de su estilo de vida. Empero, de alguna manera les fue notificado el nacimiento del ilustrador, del maestro, y ellos creyeron y fueron y lo que encontraron fue lo que buscaron. Mucho dice aquí sobre el arte de la decretación y lo que a ella le atañe. Por ende, estas palabras escritas son un claro ejemplo de que un hombre que es ignorante no podrá conocer el camino hacia la divina luz y las bondades que sobre esta descansan, tal y como sucedió con el rey Herodes, quien tuvo miedo a causa de su ignorancia, a causa de no interpretar la profecía.


Son por estos días que pienso que eso es lo importante y finalmente te comprendo: de mujer a mujer, te digo que estos párrafos sagrados se podrán referir a infinidad de interpretaciones, pero lo que no podemos ignorar es la importancia del estudio y del conocimiento que se presenta, tanto de las profecías, es decir, lo que pasará, la geografía y el movimiento de los astros, así como la diplomacia y su aplicación, entre los valores y virtudes de la paz.


Sobre la matanza de los niños

Raquel que llora a sus hijos,
Y no quiso ser consolada, porque perecieron

No sólo estaba leyendo ese pasaje bíblico en el evangelio de San Mateo, sino también, revisándolo lo más minuciosamente posible. Y es que, sabes, quiero estar segura de lo que te voy a escribir. No quiero volver a errar… ello puede cobrar más que sólo una herida, pues ha llevado la brillantez al olvido. En fin, dada que mi capacidad no da para más, Sor Juana, todo te lo resumiré en las siguientes oraciones.

Resulta que es cierto, mi jerónima, que no está muy claro porque el Dios, Señor de la misericordia y el perdón, permitió la matanza de los inocentes, porque ello no trajo dolor para la gente de la época, sino también mucha desdicha. Nosotras no sabemos que es perder a un hijo de carne, pero si lo que es perder a uno de alma. Es posible que aquellos infantes se hayan llenado de gozo al convertirse en los fieles ángeles del Padre y pasar de esta manera a la vida con el Señor, porque, es cierto, dejaron la carne, pero regresaron a la vida celestial ¿No hay acaso dicha mayor? Empero, el pueblo herido estaba, sin embargo, tampoco se manifestó en contra de lo sucedido, o al menos eso no lo dicen los escritos… ¿Será acaso que fue más grande el temor a Herodes que el odio o será acaso que todo lo dejaron en las manos de su Dios? Pienso que después de cenar es necesario que desempolve los libros de Historia.

Pero aquí, mi fémina, lo que nos interesa estudiar es la figura de Herodes, hombre claro está, despreciable ¡Un rey que asesina niños! Ahora bien, ¿Qué nos dice todo eso, mujer? Sencillo, que la burla en un corazón soberbio no concibe al perdón. Ello ocasionó una herida memorial, una herida y un enojo que ni la razón es capaz de sanar ¿Y porque? Por el sólo hecho de haberse sentido ignorado, burlado.

Hoy, diariamente, muchas de nosotras también somos víctimas de muchos Herodes, de muchos. Las molestias crecen hasta convertirse en enojos, lo cual repercute en dolencias físicas y mentales dentro nuestros corazones. Eso daña algo más: la conciencia, el pensamiento y las ideas ¿Qué nos queda mujer? ¿Actuar como Herodes? Si es así ¿A dónde vamos a llegar? ¿Seremos las hijas de la ira y la furia? Dímelo tú, mujer letrada. El enojo puede esfumarse entre los dedos como el propio viento de otoño ¡Y quién sabe si aun así fuese desvanecido! porque nos agrade o no nos agrade, siempre hay secuelas, siempre. Basta con recordar a José, quién aun siendo hombre, tuvo miedo del hijo de Herodes, quien gobernó a la muerte de su padre. Pues bien, aunque tengo cierta bruma en mi cabeza y la respuesta no es tan clara, pienso que lo que nos atañe es lo siguiente: no actuar como Herodes, pero tampoco actuar como su pueblo. Se perfectamente que esas palabras suenan tajantes, dolientes y radicales, por ende, a ti se te queda de la última respuesta: si existen actos que nos dañan y lastiman, sobre todo en la carne ¿Qué debe brotar? ¿Qué?... Apelar a la paz es apelar a nuestra existencia autóctona.       



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